El lobby heterosexual

15 de enero de 2020

Cuán tozuda es la realidad y a pesar de ella hay quienes pretenden hacer ver que es distinta, Abascal. Con la visibilidad del discurso homófobo de la ultraderecha en medios de comunicación y tras varias contiendas electorales estamos quienes nos preguntamos qué de nuevo trae a la vida pública tener cincuenta y dos diputados y diputadas antisistema.

Recientemente Alicia Verónica Rubio, ahora en la Asamblea de Madrid, conocida por ignorar qué es y en qué consiste el feminismo –un cáncer ha dicho– y por mandar a las mujeres a coser botones, amenaza con querellas a periodistas que la han dado a conocer tomando un corte de su intervención en televisión que decía literalmente que “no hay que defender a niños homosexuales o trans, si es que existe semejante cosa”, que hay que defender a todos.

Nótese cómo es el mismo argumento que emplean para arremeter contra las medidas de protección de las víctimas de violencia de género y que parafraseando sería algo como que “no hay que defender a mujeres víctimas de violencia, si es que existe tal cosa”, igual, que hay que defender a todas. Primero negar la realidad, luego universalizar la desigualdad ¿Se entiende mejor?

El de Alicia es un ejemplo más de cómo el discurso del odio es una estratagema para borrar del debate público una realidad como la violencia de género o la lgtbifobia. ¿A cuántos niños les llaman “heterazo” y les acosan por eso? ¿Cuántos niños o niñas han tenido que cambiar de instituto porque son heterosexuales y les acosan por serlo?

Esa es la pregunta que hemos de hacer y de paso acordarnos de aquel compañero de clase al que llamaban maricón por parecerlo. Interrogar la realidad no es lo mismo que desdibujarla y el discurso de la ultraderecha, por sensato que parezca (¡cómo no defender a todos los niños y a todas las mujeres! ¡y a todos los españoles!) es ideológico: niega la igualdad y no admite nada que no entre en su esquema mental. No cabe defensa de algo que no está siendo atacado, algo básico que ni Alicia V. Rubio ni Abascal asumen, pero siguen pretendiendo que su ideología no es ideológica y que la heterosexualidad está siendo amenazada.

Leyes de igualdad y protección de los derechos

Dicen que las leyes de igualdad y de protección de derechos de personas LGTBI son ideológicas, puedo estar de acuerdo. No de la ideología de la ultraderecha. Estos días un tuitero me alertó con este ejemplo: el matrimonio igualitario es “un capricho” para los homosexuales, ¿no lo sería entonces también para parejas de distinto sexo?.

En la respuesta se esconde el razonamiento de fondo. Los 52 de la ultraderecha sienten anhelo y tienen las miras puestas en la ley de peligrosidad social y rehabilitación de 1970 que se mantuvo hasta 1995, ésta es solo un ejemplo de ley española que fue empleada sistemáticamente para la represión de la homosexualidad y de la transexualidad ¿esa no era ideológica?

“Tenemos un lobby” le dije a Ramón Martínez a propósito de su último libro con cierta ironía, pero lo cierto es que, de haberlo, el lobby es heterosexual. Los 52 de Abascal son el lobby heterosexual, un grupo sostenido con dinero público -pero en eso no tienen problema- que desde las instituciones del Estado presiona para influenciar las decisiones que los gobiernos tomen, como es el caso de las listas de trabajadores y trabajadoras de violencia de género de la Junta de Andalucía o el freno a la ley LGTBI en Castilla y León.

Desacreditar el movimiento LGTBI

La agenda del lobby de Abascal pasa por desacreditar al movimiento LGTBI -y en esto el espectáculo de Inés Arrimadas en el Orgullo junto a otras frases célebres de políticos del PP también tiene que ver, recordémoslo- llegando a acusarnos de totalitarios, porque creen que nos convencerán, porque quieren hacernos pensar que las víctimas son la mayoría, que tener leyes y derechos para que vivamos en nuestros pueblos sin tener que ocultarnos (soy gay, pero que no se note; soy lesbiana pero que no lo sepan) es una ofensa a la heterosexualidad y por eso se defienden.

Ahora resulta que somos las personas LGTBI un lobby y además totalitario y que la ultraderecha es un grupo de individuos libres, seres de luz y bienpensantes adalides de la libertad sexual. Hay quien se lo cree.


Artículo publicado originalmente en LANZADIGITAL

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