Daens -1992

20 de mayo de 2014

DAENS (1992)
Director: Stijn Coninx

Esta película, de género drama histórico, plantea una visión sobre la que me dispongo a elaborar una breve recensión, para ello me he apoyado en el manual de la materia “Historia del mundo contemporáneo – Bachillerato”, (ed. Edebé, Barcelona, 2010. ISBN-9788423689835).

Se trata de un siglo marcado por acontecimientos transcendentes en la historia como el auge del movimiento sufragista (cerca de 1850), las Revoluciones Industriales del siglo XIX, publicaciones como “El origen de las Especies” de Darwin, la difusión de la cultura y la prensa, de corrientes artísticas y culturales como el Romanticismo o el movimiento impresionista… Pero las cuestiones sobre las que realizaré esta disertación giran entorno a las claves “de fondo” que se pueden leer del drama presentado. Me estoy refiriendo a la Revolución Industrial, como eje histórico central del filme, al papel de la mujer y a la Iglesia cristiana (entendida como institución primero para la burguesía y segundo para los pobres). La trama belga no solo narra los hechos acaecidos al Profesor Adolf Daens y quienes con él estaban, sino que, además, se puede hacer una lectura de la sociedad y la cultura de la época. Así, durante el siglo en cuestión se produjeron importantes cambios en el modo de vida de la población. Anterior a las sociedades industriales, las familias solían ser extensas, en el Antiguo Régimen la cultura era propiedad de los altos estratos sociales, el Neoclasicismo (arte basado en la razón) dejaría paso al Romanticismo de la primera mitad del siglo XIX.

Por otro lado, es en el siglo en el que se ambienta el drama donde la sociedad está diferenciada en dos grupos o clases: La clase pudiente, la burguesía, que acabó con el poder de la aristocracia del siglo pasado, era el grupo social que poseía los medios productivos (según teoría marxista) y la clase enfrentada sería el proletariado que únicamente es dueño de su trabajo; y es sobre esto, por donde hay que entender el trasfondo histórico: La Máquina de Vapor nos sumerge en la primera secuencia en la Revolución Industrial; la fábrica sirve para mostrar las condiciones laborales, la explotación y el abuso de autoridad.

Los espectadores podríamos introducirnos en está dinámica entendida desde la vivencia de el principal personaje, Daens. El profesor a su llegada queda sorprendido ingratamente cuando ve la realidad de la situación social donde “cada uno va a los suyo”, “Un empresario es responsable del alma de sus obreros”, donde “los curas son para los ricos” y donde un grupo social denominado “Los Socialistas”, que son perseguidos por “los chivos”, reivindican mejoras en las condiciones laborales y salariales de los obreros.

El mando político lo dispone un Partido católico, estrechamente relacionado con la institución papal, relación que se modificó en un proceso de secularización a lo largo del siglo y que se extendió por Europa, además de abrirse camino la separación Iglesia-Estado. Esta institución está presente a lo largo de la película (especificar que el protagonista forma parte de ella como sacerdote en Aalst), y considero importante transcribir un diálogo que aparece en ella: “La misión de un cura es enseñar la palabra de Dios, no de los socialistas. Dios ha querido que haya desigualdad” – “Cristo enseña a compartir, ¿Por qué no se aplica a la burguesía belga? (…) Es una injusticia organizada y establecida (…)”. 

Ejemplifica el conflicto en el que se vio ahogada esta institución, más aún si tenemos en cuenta la directriz del Papa León XIII [DSI 2 Doctrina Social de la Iglesia] y su alegato (que simpatiza con el socialismo cristianizado) reflejado en la Encíclica Rerum novarum (1891) en la cual se defiende la participación activa del clero en los problemas sociales y el impulso de la creación de sindicatos de corte cristiano. Los socialistas (progresistas) estaban siendo duramente reprimidos, y su modelo organizativo (que dista del anarcosindicalismo, que no aparece en el filme) versa en la publicación de AVANZA, un periódico con fines propagandísticos, y que dieron testimonio de las peticiones que realizaban (Sufragio censitario, 2 francos por 12 horas de trabajo,…) y al que se opone la publicación burguesa. El sacerdote Daens llegó a fundar el “Partido popular cristiano”, que fue apoyado por socialistas y liberales, y juntos consiguieron presionar para la ampliación del sufragio censitario a universal. Tras este acontecimiento, las primeras elecciones para las que Daens es candidato, sufren un pucherazo y se hace necesario repetir las votaciones en la que ya si sale elegido para el Parlamento en el que se mantuvo dos legislaturas hasta su muerte en 1907. 

Tanto en cuanto, creo necesario tratar el papel de la mujer en el mundo del trabajo. El sistema fabril se abrió camino entre el doméstico, tras varias discusiones entre los Directores de las fábricas y su brazo político; el interés de estos consistía en que la Industria belga imitara a las inglesas (se hace latente la idea de la reducción máxima de costes para aumentar beneficios), o bien al sistema escocés (3 obreros por cuatro máquinas). Pretendían acordar un mismo salario (de 1,40 francos por catorce horas, que reduciría el salario de 1,60 por el mismo tiempo). Las mujeres eran objeto de separación (segregación), especialmente en el salario (eran más baratas e igual de productivas). 

La percepción de las mujeres en la clase burguesa era caracterizada por su función de esposa y madre; la diferencia con la clase proletaria es que además estas habían de trabajar en otras labores para subsistir. Para concluir, tras el breve análisis de los acontecimientos que rodearon a la sociedad contemporánea de Daens, no cabe más que reflexionar, primero sobre la trascendencia de dichos sucesos, pues nuestro “hoy” es la herencia de la Historia; en segundo lugar sobre el momento crítico socialmente actual, que teniendo como consecuencia una crisis económica del sistema “postcapitalista”, ha engendrado un ataque a los logros sociales que se consiguieron y que en este momento peligran por las superpotencias de la globalización, y al que los políticos nacionales no tienen posibilidad de enfrentarse por la gran dependencia del Estado que representan. 


Algunos discursos hablan de la “crisis de la socialdemocracia”, y llegados a este punto se podría debatir la lejanía o cercanía de esta tendencia con su origen, sobre si la clase media ha estado actuando como los nuevos ricos sin serlo, aunque si bien es cierto, la socialdemocracia (“los socialistas” de Daens) han luchado por ampliar derechos y más importante que quien lo diga, sacerdotes o ateos, lo que tenemos hoy, lo que hemos llamado progreso, es lo que nos debería animar para no abandonar las metas de nuestra sociedad, y no retroceder al “Antiguo Régimen”. Mirar desde hoy al mañana sin olvidar la lección pasada.


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