¿Quién es el sujeto de la vida, quién es Fulano de Tal, o, quién soy yo?
Hacer verdad o verdad absoluta
Vida
Atisbos de otra Historia
Referencias y obras sugeridas
Referencias y obras sugeridas
¿QUÉ ES CONOCIMIENTO?. José Ortega y Gasset. Revista de Occidente en Alianza Editorial. Madrid: 1984
PANORAMA DE LA FILOSOFÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX: 5. La razón vital e histórica: José Ortega y Gasset. Armando Savignano Editorial Comares. Granada:2008
VERDAD, CONOCIMIENTO Y REALIDAD EN ORTEGA. Antoni Defez i Martín. Revista de Estudios Orteguianos, Vol. 6, págs: 119-132. Disponible en http://www.infofilosofia.info/defezweb/VerdadOrtega.pdf (consultado: 14/01/2014)
Presentación bibliográfica de José Ortega y Gasset en Fundación Ortega-Marañón (en línea: 20/01/2014) http://www.ortegaygasset.es/fog/ver/2/jose-ortega-y-gasset
Biografía Ortega y Gasset (en línea: 20/01/2014) http://www.filosofia.org/ave/001/a185.htm
A continuación se presentan algunas posibles ideas claves de la recopilación de textos, en su mayoría pertenecientes a: ¿Qué es conocimiento? Revista de Occidente en Alianza Editorial (Madrid:1984), con el fin de hacer una breve exposición de las ideas que han influido en el Pensamiento de la España del siglo pasado, y que, como no puede ser de otra manera, cabe recoger de la mejor manera posible. Texto original
1. ¿Quién es el sujeto de la vida, quién es Fulano de Tal, o, quién soy yo?.
José Ortega y Gasset (1883-1955) en un ejercicio reflexivo previo al curso 1923/1930 acerca de la realidad e idealidad, y sobre la vida como realidad, caracteriza a ésta, de absoluta y ejecutiva. Absoluta porque delimita la realidad, comprende todo y a la vez es independiente; Ejecutiva porque el que vive no puede deja de ser viviente. De ahí que se hable del ser de las cosas, o lo que es más allá de la cosa en sí. El ser es al hacerse en las cosas efectivas, en/a mí, sin suponer esto una articulación de la imaginación, de la reflexión. En definitiva, el ser-vida es ejecutividad, es que se hace a sí mismo.
2. Hacer verdad, o verdad absoluta.
Se recoge en la obra citada, que Ortega en el día primero del curso trató sobre la búsqueda de verdad y hacer Filosofía a partir de una inquietud. Se logra alcanzar la deseada tranquilidad tras dar con la verdad, con la respuesta a la pregunta que surge; más buscar la verdad cuenta ya de por sí con la pretensión de que hacerlo supone investigar-para la verdad absoluta. La resignación o creencia de que se posee una certeza última (verdadera) produce en ocasiones una quietud, máxime si es de hecho y por derecho (es decir, cuando no tiene sentido continuar la búsqueda.)
Mientras el método de la ciencia limita el conocimiento, la filosofía indaga senderos hacia alguna verdad radical, camino hacia la verdad absoluta.
En filosofía, el realismo, centrado en la existencia no problemática de la cosa se opone a la propuesta de que es el sujeto quien construye la realidad gracias al pensar, para lo cual es necesaria la condición de la existencia de la res pensante. Esta propuesta es referida por Ortega con la nómina de idealismo, y sobre la cual trataremos más tarde.
La filosofía pues, surge de la problematicidad, de la toma en consideración de la multitud de respuestas ante cuestiones in-quietantes. Pero, ¿cómo sería aquello que no genera problematicidad?, si preguntamos a Ortega, él responde con sus lecciones que tal vez esté en ello la absoluta verdad, aquello que se busca y que no genera ciertamente más dudas, porque es algo integral frente a las demás posibles verdades vacuas.
El amasijo de verdades fundantes de otras interrogaciones es la desventaja de la profesión filosófica, tener por firme permite alzar el vuelo hacia otras cuestiones alojadas en un nivel cuasidistinto al que se encontraba el filósofo anteriormente. Ser poseedor de una tesis, de una propuesta firme y teórica se conjuga con la plenitud, llamada felicidad intelectual. De tal modo es que el realismo considera la existencia no-última no-integral del mundo, así como el idealismo pone su ojo hacia el pensamiento.
¿Está Ortega conforme con la tesis última-integral idealista? Podríamos decir que difícilmente lo estaría. Según Ortega y Gasset la existencia de algo depende de la existencia del sujeto; aquello que consideramos realidad es un entero de de lo visible y lo pensable. Allá donde el sujeto no se dé, la realidad visible-pensable no lo va a hacer.
Apariencia es la realidad que sin ser en sí es. Lo que parece pero no es, una alucinación.
Es el caso:
(1) O tiene la convicción de que I es real [Ir]
(2) F tiene la convicción de que I es un pensamiento de O [Ip]
I es Ir desde O, ejecuta la creencia, O y F tienen ambos razón, concluye Ortega. La ejecutividad es un punto de vista distinto de la objetivación, de ahí que la convicción (de la que el ser es exclusiva y forzosamente para sí) sea distinto a pensamiento (que nunca es para sí).
La proposición idealista, desde Ortega, se considera carente de sentido, pues según ello, supone una pre-existencia de una realidad distinta a ella y anterior.
Si la filosofía ha de confirmar el problema absoluto, el dato radical no problemático, también ha de introducir la duda que supone la existencia de quien duda, la realidad que se duda, y el algo que máximamente se duda. Esto aleja a Ortega del idealismo.
La existencia del yo requiere de la existencia de una contorno o circunstancias, de ahí que Ortega hable de la vida como dato radical, el ser además de la circunstancias.
La vida es concebida como absoluta y única (unicidad), plural y subjetiva, e interconectadas.
Filosofía es algo que el ser humano hace con algún objetivo y con cierta motivación. Debido a que son tan amplias las maneras de llevar a cabo la filosofía -advierte- siempre se reconoce que es la curiosidad, la interrogación o la preocupación, las motivaciones que arrancan el engranaje del pensamiento. De las preguntas surge una vacilación sobre las nociones de cosa y ser. Las cosas «inmediatas» constituyen el mundo, más entonces, ¿qué es el ser?.
Dice Ortega en la segunda lección "el mundo de las cosas o entes es inmediato, está ahí ante nosotros, no tenemos que preguntarnos por él. (...) En cambio el mundo de las esencias, del ser, no es nunca inmediato, está siempre detrás de las cosas, mediado por éstas."
La realidad de las esencias confunde al ser humano, pues le requiere un esfuerzo para entender el mundo que nos es dado, al duplicar los conceptos. Captar entidades inmediatas (cosas) puede ser un ejercicio intenso, más no lo es tanto en cuanto se disuelven las dudas acerca de la composición de la realidad. Nos referimos a la oposición sutil entre percepción y conocimiento: el segundo solo puede ser alcanzado con las preguntas esenciales del ser o de las cosas, esto es, el conocimiento consiste en la captación del ser, tanto del de las cosas como del trasmundo.
"En la pregunta esencial pedimos que se nos declare el ser de algo. Ahora bien: el ser era lo constitutivamente oculto, lejano, misterioso o enigmático. Y era nuestro tema averiguar cómo teníamos noticia de lo absolutamente oculto, cómo es que hablábamos del ser ..."
El ser de las cosas es accesible a través del conocimiento, pues se halla lejos de nosotros, a sabiendas de que el ser humano tiende a conocer, y por lo mismo, tal vez, a quedar insatisfecho. Esto apela a una noción alejada del planteamiento aristotélico del conocimiento en la naturaleza. De la naturaleza de la cosa, y del uso del utensilio percibimos que el segundo tiene que ser un medio para algo, y al preguntar por él, es cuando adquiere el estatus de cosa. En otro orden, hablar, ya sea comunicar o pensar, otorga el comienzo de la carrera hacia el conocimiento. Así, la verdad, no es otra cosa que la realidad misma a la que el hombre llega mediante la pregunta esencial. De esto se sigue que Ortega relacione el ser humano con la cosa, pues es quien piensa ésta.
3. Vida
Ortega sugiere, adentrándonos en la octava lección que prestáremos atención sobre la clase de realidad que durante el curso (que había venido impartiendo, y que en varias ocasiones hubo sido interrumpido) se habían referido con la palabra «vida».
"Vida es la coexistencia mía con un contorno o circunstancia, en el que las cosas son vital y originariamente puras facilidades y dificultades que surgen ante mí, porque yo soy presión determinada sobre un contorno."
La vida -dice Ortega- nos pareció algo que (en lecciones anteriores) no podíamos ubicar en los géneros de sustancia espiritual o corporal. Tal es que yo me encuentre con un cuerpo y con un espíritu como lo hago con las demás cosas. Soy un programa vital, y con el mundo somos uno para el otro.
Importa a Ortega la intuición de que la vida es una realidad cuyo fundamento es una tarea, por tanto, la vida como algo así entendido no se nos es dada hecha. Todo lo que habríamos de contemplar en ella será un elemento de la tarea y nada más, de ahí que se hable de «medio para» la tarea.
Nada de ello impide que comprendamos la ambivalencia de la vida, esta es, de posibilidad, o vida como proyecto-existente a realizar, y de circunstancia, o de realización. ¿Cómo logramos entender esto? Supóngase tres formas de vida-como-proyecto posibles: a) como proyecto previo a circunstancias, b) como necesidad de realización o de proyección del ego futuro, y c) como irremediable, es decir, como lo que es más allá de la voluntad. Más entonces hay que considerar la llamada hacia la existencia de una de las tres posibles, es la vocación lo que anticipa qué hacer, en lugar de la circunstancia.
4. Atisbos de otra Historia
La historia de la teoría del conocimiento, de la filosofía, es la de las diferentes fórmulas ensayadas para reducir la cuestión metafísica del conocimiento, del ser-sujeto y del objeto. En esta sección, Ortega desarrolla la problemática de la oposición de las dos posiciones filosóficas acerca de lo que es el ser: la aristotélica y la platónica.
En la hora inicial de la filosofía (Tales, Heráclito, Demócrito) el sujeto no hacía nada, el conocer consistía en que la cosa pasaba de su realidad a estar en la mente. Afirma Ortega que la cosa conocida en cuanto cosa está fuera de mi mente, pero en cuanto conocida está dentro de ella, en clara alusión a esto.
Bien es que la primera lectura de los presocráticos da por supuesto que el conocimiento del conocimiento es lo mismo que la cosa, que la función cognoscitiva es recepción y pasividad, y que conocimiento es copia. Sufriría ello la disociación de la cosa debido a la diferenciación o toma en consideración de la durabilidad o permanencia de la cosa. Al conocimiento le interesa a partir de aquí la poción permanente de la cosa, y ya entonces no será simplemente recepción. Esta advertencia terminará con la doctrina aristotélica y la máxima de Tomás de Aquino cognitum est in cognoscente per modum cognoscentis.
En cambio, para Platón, el ser no está donde la cosa, en el mundo, sino fuera de él. Señala Ortega que es importante considerar el vuelco de perspectiva traído por Platón; y, es que, en el mundo, o mundos de Platón las Ideas son el ser de las cosas, pero no tienen con ellas comunicación alguna.
A modo de paréntesis en la exposición, llama la atención que el concepto ente tenga que ser comprendido desde una visión concreta para el desarrollo de la exposición de la lección de Ortega, así ente es lo que nos referimos a ello en cuanto teniendo ser, y que adquiere el carácter de ente cuando se da la pregunta sobre si es ser. La formulación recogida es COSA + SER = ENTE, y plantea la siguiente idea: "La dureza de la mesa es el modo como la mesa reacciona a mi mano que la golpea. Sin presión de mi mano no hay dureza de la mesa" de modo que la fórmula SER = ENTE = COSA debe ser considerada como un error general.
Es posible percibir, a partir de aquí, dos estadios opuestos y antagonistas:
1. Aristotélico: Conocimiento como pasividad y recepción-percepción
2. Platónico: Conocimiento cono actividad, como construcción que hace el ser humano desde su fondo previo, innato, connato, de ideas o idealismo apriorístico.
El empirista creerá que el ser son las cosas, o que si las cosas no son el ser no hay ningún ser, mientras que el idealista creerá que las cosas no son el ser, y que éste pertenece a otra región, que el ser humano tiene ese papel, el de conocedor del universo. El platonismo duplica el mundo, siendo el hombre el ente que participa en ambos mundos, y tras de Platón, todo idealismo seguirá manteniendo al humano en esa extraña situación y disociación e íntima discordia.